Este proyecto consistió en el desarrollo de una identidad visual exclusiva para una boda, inspirada en la ciudad de Granada y su tradicional cerámica de Fajalauza. A partir de esta referencia patrimonial, se creó un sistema gráfico personalizado que reinterpretó sus características decorativas en un lenguaje visual contemporáneo. La propuesta incluyó el diseño de invitaciones impresas, piezas digitales y elementos gráficos aplicados a la papelería del evento, garantizando una estética sofisticada y coherente.
El propósito fue diseñar una identidad visual que capturara la esencia de Granada, respetando la tradición de la cerámica de Fajalauza, pero con una reinterpretación estilizada y adaptada a un evento moderno. Se buscó generar una experiencia gráfica que conectara con la historia y el contexto cultural, aportando al mismo tiempo un enfoque exclusivo y atemporal.
Se desarrolló el concepto creativo y la dirección de arte del proyecto, estableciendo un equilibrio entre la tradición artesanal y una estética contemporánea. Se definieron patrones gráficos inspirados en la cerámica granadina, adaptándolos a un sistema visual coherente. Se diseñaron invitaciones impresas con detalles tipográficos cuidados, así como versiones digitales optimizadas para diferentes formatos y plataformas.
El principal reto fue reinterpretar los motivos tradicionales de Fajalauza sin recurrir a una réplica literal, logrando una identidad visual diferenciadora y adaptada a una celebración privada. Además, era crucial seleccionar materiales y acabados que respetaran la esencia artesanal de la inspiración original, asegurando una ejecución técnica impecable en la producción impresa.
Para abordar estos desafíos, se llevó a cabo un análisis de los patrones característicos de la cerámica de Fajalauza, extrayendo elementos clave para una reinterpretación gráfica más sutil y personalizada. Se utilizó una paleta cromática alineada con los tonos cerámicos tradicionales, pero con matices refinados para aportar exclusividad. La producción impresa incorporó materiales de alta calidad con acabados que evocaban la textura y el carácter artesanal, asegurando una pieza final que combinaba tradición y modernidad.
El resultado fue una identidad visual evocadora y sofisticada, que estableció un vínculo emocional con el contexto cultural de la boda. La combinación de diseño gráfico contemporáneo con referencias patrimoniales aportó profundidad conceptual a la propuesta. El equilibrio entre piezas impresas y digitales consolidó una estética visual homogénea, transmitiendo la identidad del evento de manera efectiva y memorable.
El proyecto inició con una fase de investigación sobre la cerámica de Fajalauza y su aplicación en el diseño gráfico, identificando elementos clave que podían adaptarse a la identidad visual del evento. Se realizaron exploraciones gráficas para encontrar un punto de equilibrio entre tradición y contemporaneidad. Posteriormente, se diseñaron las invitaciones físicas y digitales, garantizando una composición armónica y una legibilidad óptima. Se realizaron pruebas de impresión para seleccionar materiales y acabados que respetaran la inspiración original sin perder sofisticación.
Este proyecto demuestra cómo el diseño gráfico puede reinterpretar el patrimonio cultural para crear experiencias visuales personalizadas y con significado. La identidad visual de esta boda no solo respetó la tradición de la cerámica granadina, sino que la elevó a un lenguaje gráfico adaptado al contexto del evento. La fusión entre historia y diseño contemporáneo reafirma el valor del branding aplicado a celebraciones, generando piezas memorables que trascienden lo meramente funcional.